LA DECADENCIA DEL MAESTRO Y LA AUSENCIA DE RENOVACIÓN EN SU FILOSOFÍA

Nuestro, otrora, amado maestro ha entrado en una espiral sin retorno. Su blog languidece con la misma velocidad con la que desaparece su decrépita cabellera. Antes, miles y miles de entusiastas y fervorosos seguidores se arremolinaban, cuales abnegados adeptos, y escuchaban sus semblanzas, sus parábolas y sus gracias insulsas adobadas en ese corintelladesco estilo que tanta fama le ha deparado. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el maestro ya no vive el esplendor de aquella tercera juventud (será la ausencia de la Rove, que se aburrió de disfunciones, algún desengaño amoroso en Second life o posteriores vidas vacías y solitarias, donde un blog y un gato son tablas de salvación), y desde que expulsó de su paraíso a los discrepantes (recordemos su primera carta a los mal llamados trolls en sus textos particulares "Arancibia, Roberto. Opera Omnia. Ed Las Condes-París-Corazón-Hilton 2007, pàg, 23) y las plañideras y comadres (a lo Amarantita de lirios y Mariana " a secas" que no Pineda) se apoderaron del lugar con sus glosas diabéticamente almibaradas, entonces desapareció toda capacidad crítica que permitiera al maestro reaccionar. Craso error, maestro, craso error. Desde aquellos días, ya las visitas a tu blog no son ni la sombra del pasado. El Papo, el tristemente ilocaliable compañero de adolescencia, vaga por el mundo cual Holandés Errante, esperando la oportunidad de poder desembarcar y mirándote a los ojos preguntarte "¿por qué, maestro, por qué?, ¿por qué en vez de jugártela por las ideas te escondiste a filosofar y décadas más tarde a bloguear como un jovenzuelo?" y nosotros, nosotros, tus fieles discípulos vivimos la desazón de la desesperanza. Animados por el filantrópico objetivo de reanimar los brios que el urólogo ya no puede curar, tuvimos la ocurrencia de nominarte a un premio y no tuviste otra oidea mejor que resucitar al gatito siamés toxoplasmótico para que vomitara tus exabruptos (que no epsabruptos como escribe Nachete Chehade) en la página de esta generosa gente. Por cierto, venerado sexagenerario maestro, el joven Chehade es una mala influencia pues en tu entrada (que no post) titulada "Bachelet: mala suerte y buenas intenciones" presenta dos atentados al castellano tan flagrantes como "le tocado" por "le ha tocado" y "pinguinos" por "pingüinos". Malos consejos maestro, malos consejos. Repase sus conocidos mandamientos redactados bajo el epígrafe "cómo escribir" localizado en el segundo volumen de su magna obra apócrifa.
Respecto a la entrada en sí, debemos decir que nos tiene desconcertado, conocidos son sus devaneos con el ínclito y serpenteante ex-senador Flowers, luego su amistad nunca ratificada con los de Patina Chile y finalmente sus relaciones en pos de la "alfabetización digital" con los derechistas de Renovación Nacional. Cuando pensábamos que su giro ideológico había encallado en RN nos sorprende con una apología de la mala suerte, unas lisonjas gratuitas con la intencionalidad no oculta de ganarse sus favores y todo ello aderezado con sus amplias dosis de almíbar empalagoso al que desconocemos por qué no se atreve a maridar junto a vuestra pizza con el conocido vino Almaviva (sí maestro, también es un personaje operístico).
Roberto, de corazón, no, así, no Roberto.
Así hablaron los Pinkerton a principios de junio